Sánchez y Feijóo, emplazados

Editorial ·

La sociedad española merece líderes consagrados al entendimiento y no a la confrontación como la suscitada por la renovación del CGPJ

el correo

Sábado, 29 de octubre 2022, 00:09

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, decidió el jueves dejar en suspenso las negociaciones para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, dado que el Gobierno insistía en su compromiso de aliviar las penas por sedición sin someter la iniciativa a consenso ... previo. Jugar a varias bandas puede ser no solo legítimo, sino incluso inevitable en un arco político tan fragmentado como el español. De hecho, puede permitir la obtención de los mejores resultados para una sociedad ávida de respuestas concretas. Pero se trata de un recurso invalidado para los asuntos de Estado. Aunque legalmente sea posible, resulta insostenible apostar a la estabilidad institucional procurando una mayoría y sortearla al tiempo en el impulso de reformas de calado. Procurar la transversalidad izquierda-derecha en unos casos y desdeñarla en otros en nombre de una diversidad de distintas causas. Aunque sea legítimo, se aleja mucho de lo óptimo.

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La propia imagen de un Estado que ha de basarse en tres poderes independientes -el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial- renqueando porque no acaba de asentar este tercero, mientras los otros dos se desenvuelven a tientas a la búsqueda de soluciones creativas para contentar a la mayoría de la investidura, no ayuda a asentar la idea misma de democracia. Como si su naturaleza perfectible pudiera ser objeto de una subasta sin fin. La sociedad española merece mucho más. Merece contar con líderes capaces de consagrarse al entendimiento y no a buscar resquicios para perpetuarse en el enfrentamiento. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no pueden eludir, en el ámbito de sus respectivas atribuciones políticas e institucionales, la llamada ciudadana a sentar las bases de una España creíble para los propios españoles. Es perfectamente respetable que cada formación apure todas sus posibilidades para vencer en los próximos procesos electorales. Pero no a cuenta del sosiego político que requiere un país necesitado de recuperarse económica y socialmente cuanto antes.

La vida partidista tiende a enrevesarlo todo. Pero hay una fórmula muy sencilla para superar este último desencuentro entre el jefe del Gobierno y el máximo responsable del principal partido de la oposición: que el presidente posponga sine die la actualización del Código Penal y se sustancien de inmediato las aproximaciones entre el PSOE y el PP para la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

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