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Manu Cecilio

Prudencia

Editorial ·

Los lentos progresos de Euskadi frente al covid desaconsejan por ahora precipitar el levantamiento de las restricciones en vigor

el correo

Viernes, 26 de febrero 2021, 00:00

Los paulatinos avances de los últimos días en la contención del virus han permitido reducir el nivel de alerta de Euskadi, establecido ahora en el tercer escalón de los cinco contemplados en el plan del Gobierno vasco. Ello supone que la transmisión ha pasado de « ... alta» a «tensionada» al situarse ayer la tasa de incidencia por debajo de los 300 casos por cada 100.000 habitantes por primera vez desde el 10 de enero. Pero en modo alguno significa que la pandemia esté bajo control una vez superado el pico de la tercera ola. Ni que se den ya las circunstancias para levantar las restricciones vigentes, que se han revelado eficaces, cuando la caída de los contagios ha experimentado un brusco frenazo y otros indicadores aconsejan la máxima cautela.

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Solo Melilla, Ceuta y Madrid arrojan unos resultados peores. Atribuir esa realidad exclusivamente a la apertura de la hostelería ordenada por el Tribunal Superior es un ejercicio simplista, ya que el sector funciona en comunidades con mejores ratios que Euskadi y, además, los principales municipios abandonaron hace al menos una semana las cifras que justificaban el cierre de los bares según la regulación tumbada por los jueces. Los esperanzadores progresos registrados no ocultan que la situación sigue siendo «preocupante», en palabras de la consejera de Salud, ni que aún queda muy lejos el objetivo de rebajar de 50 la incidencia acumulada en los catorce días precedentes. Con los números actuales en la mano, el Gobierno vasco podría permitir la libre circulación entre localidades y territorios, y ampliar de 4 a 6 el máximo de personas en reuniones grupales. Pero las circunstancias aconsejan huir de decisiones precipitadas tras la negativa experiencia de las desescaladas anteriores. De ahí que resulte sensato analizar con detalle la evolución epidemiológica de los próximos días antes de que una cumbre institucional presidida por el lehendakari sopese el 5 de marzo la conveniencia de levantar o mantener tales limitaciones.

Aunque su nivel se haya reducido, la alerta provocada por el covid continúa, lo que exige la máxima prudencia por parte de la ciudadanía y las administraciones. A estas últimas también cabe reclamar mucha más diligencia en la vacunación, en la que, al margen de las dificultades logísticas que han retrasado la llegada de dosis, Euskadi permanece de forma inexplicable en el furgón de cola de un proceso que exige la mayor rapidez posible.

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