Obligada a dimitir
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La resistencia de Mónica Oltra a asumir sus responsabilidades políticas tras ser imputada desacredita a las institucionesel correo
Viernes, 17 de junio 2022, 23:52
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La resistencia de Mónica Oltra a asumir sus responsabilidades políticas tras ser imputada desacredita a las institucionesel correo
Viernes, 17 de junio 2022, 23:52
La vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, anunció ayer que no renunciará a su cargo pese a ser imputada en un procedimiento judicial que trata de esclarecer los indicios existentes sobre su supuesta interferencia en la causa seguida contra su exmarido, condenado por abusar ... sexualmente de una menor bajo su custodia en los servicios sociales de la comunidad. La dirigente de Compromís alegó que se trataba de una «cacería de la extrema derecha» a la que no pensaba dar la razón dimitiendo. Soslayaba así que ha sido citada para el 6 de julio por requerimiento de la Fiscalía y resolución del Tribunal Superior, que entiende del caso al ser aforada. «Esta es una postura política, ética», declaró. Como si en nombre de la política y de la ética fuera inconcebible el cese en sus funciones ante las sospechas de que intentó obstaculizar la investigación de un grave delito, ya fuera por proteger a quien era su pareja, su puesto en el Gobierno o por ambas razones a la vez. Y como si ella no hubiese esgrimido la vara de medir que ahora rechaza cuando eran miembros de otros partidos quienes se encontraban en su misma situación.
Porque, incluso desde la presunción de inocencia, Oltra no puede eludir que era consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas cuando se produjeron los hechos y, por tanto, responsable última de velar por la menor víctima de su entonces marido, adscrito a su vez como empleado público a los servicios de su departamento. Ni la coalición del Botánic ni la formación de la que es líder cuentan con un código que contemple el relevo de sus cargos a causa de una imputación judicial. Pero aunque tal citación no lleve a la Justicia a convertir los indicios contra ella en pruebas incriminatorias de cara a un juicio, ni Oltra, ni el presidente Ximo Puig ni Compromís pueden presentar la cuestión como si se tratara de un problema particular del que, si acaso, están dispuestos a rendir cuentas en las elecciones de mayo de 2023.
La naturaleza de la injusticia cometida y sentenciada no solo compromete la credibilidad de las izquierdas coaligadas en relación a los valores del feminismo, la igualdad y la protección de los menores. No solo obliga a que el Sumar de Yolanda Díaz establezca de antemano su propio código ante la conducta de sus representantes, cuando Ada Colau también está imputada. Ocurre que la resistencia de Oltra a asumir sus responsabilidades políticas desacredita a las instituciones.
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