El naufragio de una lancha hinchable que acaba de cobrarse al menos 27 vidas en el Canal de la Mancha tendría que servir para que Reino Unido y Francia decidieran abordar con seriedad el auge de una vía migratoria que, a través de frías aguas ... de fuertes corrientes, compromete la seguridad de seres desesperados que caen en manos de traficantes. Pero la reacción inicial en ambas orillas amenaza con servirse de la tragedia para prolongar la animosidad bilateral entre dos países enfrentados por las consecuencias del Brexit. Las cinco detenciones practicadas en cuestión de horas indican que es posible combatir a las mafias pero, a medio año de las elecciones presidenciales, Macron se siente más cómodo declarando «de tránsito» el territorio galo y convocando a responsables de inmigración de Bélgica, Países Bajos o Alemania, a los que implícitamente acusa de favorecer que los inmigrantes terminen en sus puertos. El Gobierno británico, por su parte, exhibe una vez más la inhumanidad de su ministra de Interior -«nadie necesita irse de Francia para estar a salvo», clama Priti Patel- y aprovecha el mar revuelto para insistir en montar patrullas conjuntas que París nunca admitirá.

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