El socialdemócrata Olaf Scholz tomó ayer el relevo al frente de Alemania de manos de Angela Merkel, a la que había acompañado como titular de Finanzas y 'número dos' en su último mandato. El éxito electoral del SPD en los comicios de septiembre se atribuye ... al hecho de que representaba la continuidad en las políticas de la 'gran coalición' y, a la vez, ofrecía a los votantes una alternativa tranquila y más sólida que la fallida apuesta de los conservadores por Armin Laschet, uno de los peores errores de Merkel. Las largas negociaciones para conformar una mayoría estable de gobierno discurrieron sobre el supuesto de que el país y el resto de la Unión Europea estaban superando la pandemia. Pero el nuevo dirigente se enfrenta a la absoluta prioridad de tener que atajar la cuarta ola epidémica -con 527 personas fallecidas el martes y gran afección al sistema sanitario- mediante restricciones que no se habían impuesto antes y en pleno debate público sobre la obligatoriedad de la vacunación.
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Las exigencias de la pandemia servirán probablemente para conciliar en lo inmediato los diferentes intereses de esta inédita alianza de Gobierno a tres entre socialdemócratas, verdes y liberales, que se enfrentará a una oposición implacable para los usos germanos mientras la CDU se recompone junto a su hermana la CSU bávara y la extrema derecha trata de explotar las oportunidades que le ofrezca la impopularidad de las medidas contra el covid. Condiciones que dificultarán a Scholz -máximo impulsor del fondo de reconstrucción comunitario- el objetivo de erigirse en el fiel de la balanza entre la Europa necesitada de ayudas de la Unión y los gobiernos 'frugales' renuentes al compromiso solidario. Tampoco tendrá fácil actuar como principal valedor del 'mecanismo de condicionalidad' que haga prevalecer el respeto al Estado de Derecho como requisito para acceder a los fondos de la UE.
Después de 16 años de 'gran coalición' entre la democracia cristiana y la socialdemocracia, en la que Scholz jugó un papel relevante, echa a andar un experimento político que impulsa más derechos civiles y coberturas sociales, con objetivos más exigentes frente a la crisis climática en Alemania y para el resto de socios. Del nuevo canciller también se espera un mayor protagonismo de Berlín en el escenario internacional, ahora que el expansionismo de Vladímir Putin vuelve a golpear a las puertas de Europa.
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