Las profundas heridas dejadas por el terrorismo siguen sin cicatrizar cuando está a punto de cumplirse una década del cese de la violencia por parte de ETA. El homenaje anual que el Congreso tributa a las víctimas, cuyo injusto sufrimiento merece el unánime reconocimiento de ... la sociedad, reivindicó ayer de nuevo para ellas la verdad, memoria, dignidad y justicia a las que tienen derecho. Lo hizo, sin embargo, dejando una vez más de manifiesto la frustrante fractura entre los principales partidos en torno a la pacificación, que debería merecer un acuerdo de Estado, así como las distintas sensibilidades entre los damnificados. El plante de asociaciones muy críticas con el masivo acercamiento de presos etarras a Euskadi y los pactos entre el Gobierno y EH Bildu sobrevoló la sesión, a la que el PP limitó al mínimo su asistencia y no acudió Vox; sí la izquierda abertzale, que sigue sin romper amarras con su pasado de subordinación al terror. El cambio en la política penitenciaria del Ejecutivo, coincidente con su aproximación a EH Bildu, ha soliviantado a las víctimas. La voz de estas debe ser oída y tenida en cuenta, lo que ha de ser compatible con que las instituciones asuman sus propias responsabilidades.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad