Un récord de nuevos contagios saludó ayer la reunión del Consejo Asesor del LABI. Antes de anunciar las medidas con las que se pretende atajar una transmisión descontrolada del coronavirus en Euskadi, el lehendakari detalló los negros trazos de la coyuntura: una incidencia de 682 ... por 100.000 habitantes, que alcanza los 1.081 entre los menores de 29 años, y un 75% de las infecciones atribuibles a la variante Delta. Como defensa frente a esta quinta ola desatada, un 65% de la población protegida con la pauta completa de la vacuna y el todavía incipiente comienzo de la inmunización de las franjas más jóvenes. El desbordamiento de la Atención Primaria en un periodo de vacaciones para parte de un personal exhausto y la creciente ocupación hospitalaria acusan un «impacto menor que en anteriores fases» de la pandemia, diagnosticó Iñigo Urkullu antes de extender una receta sin espacio para la sorpresa y, en el marco de sus limitaciones, incluso falta de ambición.
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La necesidad de dificultar la interacción social en espacios y momentos de ocio, fundamentalmente nocturnos, lleva a adelantar en una hora el cierre de las actividades comerciales, hosteleras o culturales a partir de esta noche. Resulta inevitable preguntarse por qué limitarse a sesenta minutos cuando cualquier refuerzo de la restricción ya garantiza el lamento de los sectores afectados. De igual modo, la reducción de aforos desde el lunes, salvo en eventos ya contratados, concede un largo fin de semana para batir la cifra de 1.801 positivos registrada el miércoles. El abanico de llamamientos cívicos, en fin, hallará eco en una mayoría de la población que continúa aferrada a la mascarilla sin ganar posiblemente adeptos entre la minoría recalcitrante que desprecia la protección de la salud personal y colectiva.
Este escenario de restricción 'virtual' de la movilidad de madrugada contrasta con el empeño de otras comunidades autónomas para obtener seguridad jurídica cuando el objetivo prioritario es cortar la quinta ola. Sin renunciar a conseguir de los tribunales, con argumentos, la cobertura que les hurta el desentendimiento del Gobierno central. Una Sala de lo Contencioso del Supremo ratificó ayer el confinamiento por una semana de un municipio andaluz por considerar la medida proporcionada y necesaria dada la extensión del virus. Antes que exigir «un esfuerzo más», la gravedad de la situación necesita más que un esfuerzo. Todos los que se puedan acometer.
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