Tras varios años al alza, la plaga de lesiones en el fútbol de élite ha alcanzado cotas alarmantes. No se trata de un fenómeno atribuible al azar ni a un aumento de la violencia sobre el césped, sino a una incesante sobrecarga del calendario con ... la artificial prolongación de las competiciones y la creación de otras nuevas para engrosar los ingresos televisivos de los grandes clubes. El recién estrenado formato de la Champions y de la Europa League -otra vuelta de tuerca para disputar más partidos- ha desatado la insólita protesta de jugadores de primera línea, que han llegado a amenazar con una huelga. Solo en la última semana, uno de los que antes alzó la voz, el español del City Rodri, y Ter Stegen, del Barça, han sufrido graves lesiones que les harán perderse toda la temporada. Las más leves se cuentan por docenas en la Liga. Aunque la versión más mercantilista del fútbol se impuso hace tiempo a la deportiva, es hora de detener este disparate. Si a quienes tienen en su mano hacerlo no les disuade que afecte a la salud de los futbolistas y a la calidad del espectáculo, debería hacerlo el riesgo de que la saturación de encuentros acabe por reducir su atractivo para el público y las televisiones.
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