Las pérdidas de 4.588 millones de euros en el último año, sumadas a las también cuantiosas de ejercicios anteriores, han colocado al borde del abismo a Siemens Energy. Esos históricos 'números rojos' corresponden en su inmensa mayoría a su filial eólica Siemens Gamesa, con ... sede en Zamudio, y le han obligado a pedir un rescate financiero al Gobierno alemán, que ha comprometido avales por 7.500 millones, y al español, que también ha mostrado su disposición a colaborar para mantener la actividad industrial y los 5.000 puestos de trabajo de la multinacional en nuestro país. Un millar de ellos, en Euskadi. Junto a esos empleos, las elevadas compras a proveedores vascos justifican la «preocupación» del Ejecutivo de Iñigo Urkullu por el futuro de la empresa.

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Las dificultades de la compañía, que prepara un inevitable plan de ajuste, son consecuencia de la situación del sector y de una desacertada gestión. La feroz competencia en un mercado con una fuerte demanda de aerogeneradores cada vez más eficientes ha dado pie a una alocada carrera entre los fabricantes, que ha derivado en altas penalizaciones por retrasos en los exigentes plazos de entrega fijados y en la venta de equipos con graves problemas técnicos por no estar suficientemente testados. Ello ha implicado parones en la producción y fuertes indemnizaciones a los compradores. Tal ha sido el caso de Siemens Energy con su platadorma estrella, la 5.X. «Casi terminado» el análisis de sus defectos de diseño, la multinacional confía en recuperar la rentabilidad en 2026 gracias a su abultada cartera de pedidos, en la que sopla a favor el viento de la transición energética. Para ello es imprescindible un reflotamiento previo que garantice su supervivencia y que ha de incluir esfuerzos compartidos por todas las partes implicadas en la búsqueda de una solución razonable.

Esta crisis es una pésima noticia para la economía vasca por la capacidad tractora de la empresa y el empleo directo e indirecto que mantiene. La antigua Gamesa ha pasado de ser un modelo de éxito a protagonizar una fusión fallida que no es la causante única de su desesperada situación, pero ha sido incapaz de evitarla, y que demostró la falta de músculo financiero de Euskadi para asegurar el arraigo de compañías estratégicas. El salvavidas a Siemens Energy con el que el grupo volcará su producción en Europa, lo que beneficia a las plantas españolas, es tan necesario como aprender de los errores cometidos.

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