Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El Congreso de los Diputados debate y vota hoy el cambio en el Código Penal sobre delitos contra la libertad acordado entre el PSOE y el PP, junto al PNV, Ciudadanos y Junts, a partir de la proposición socialista de reforma de la ley del ' ... solo sí es sí'. Se trata de la coincidencia parlamentaria más notable protagonizada por los dos principales partidos del país en esta legislatura. Lo normal en una democracia pluralista -el encuentro entre las grandes fuerzas para afrontar problemas que preocupan a toda la sociedad- se presenta como una excepción a la que los socialistas restan importancia y con la que los populares se cobran una deuda de debilidad del Gobierno. Resulta paradójico que mientras los primeros se vanaglorian de gobernar en coalición y se esfuerzan en seguir haciéndolo tras las próximas elecciones, desdeñen sintonizar con los segundos. Y que estos no hayan mostrado mayor interés por establecer acuerdos de fondo con la formación de Pedro Sánchez.
La polarización que encarnan los partidos les aleja del sentir mayoritario. El tacticismo cortoplacista, la continua gestación de reservas ideológicas y la utilización en beneficio propio de cada nuevo desafío prolongan un fenómeno que data de los años en los que PSOE y PP sumaban más del 80% del favor ciudadano y que no se ha atenuado con la fragmentación del arco electoral: la concepción de la política como mecanismo para anular al adversario más que como cauce para la búsqueda de soluciones que solo pueden abrirse paso en común. La ley del 'solo sí es sí' presentaba clamorosas fallas en su redacción que era ineludible corregir. Los «efectos indeseados» de rebajas de condena y excarcelaciones tuvieron que mostrarse electoralmente insostenibles para que Sánchez viera necesario reaccionar frente a su opción prioritaria de mantener las cosas en paz con un Podemos impermeable a las evidencias.
La votación de hoy tendrá lugar mientras la otra cuestión que centra la agenda pública, la política de vivienda, corre el riesgo de empantanarse entre desencuentros y persisten las tensiones geopolíticas cuando el presidente español se apresta a pilotar la UE durante seis meses. La dialéctica entre Gobierno y oposición es consustancial a la democracia parlamentaria. Pero lo que permite avanzar al país son siempre los puntos de encuentro. No tiene sentido alguno que la relación entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se limite a la confrontación.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.