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Las restricciones para acceder en coche al centro de Bilbao comenzarán mañana con la implantación de una zona de bajas emisiones en Abando e Indautxu. Una treintena de cámaras controlará que solo circulan por sus calles los vehículos menos contaminantes que lo tienen permitido con ... la nueva regulación y los que pueden acogerse a las excepciones establecidas. El hecho de que el sistema vaya a ser aplicado de forma progresiva y sin sanciones durante tres meses debería mitigar los efectos más traumáticos de su estreno mientras los conductores se amoldan a una medida que les causará molestias y obligará a modificar sus hábitos, pero que empieza a extenderse por las grandes ciudades de todo el mundo y persigue un bien superior: reducir la polución. Un ineludible objetivo que ha de redundar en beneficio de la salud pública y contribuir a la lucha contra el calentamiento global, un desafío del que depende el futuro del planeta.
Bilbao es pionera en Euskadi en una iniciativa prevista en la Ley del Cambio Climático y que tendría que estar vigente desde hace año y medio en los municipios con más de 50.000 habitantes. Vitoria, San Sebastián, Barakaldo, Getxo e Irún, donde también se pondrá en marcha, acumulan un retraso aún mayor, como gran parte de las localidades españolas afectadas, que justifican solo en parte la complejidad técnica del proceso y la evaluación al detalle de una casuística muy extensa. El Ayuntamiento ha tenido el buen criterio de implantar la zona de bajas emisiones escalonadamente, con moratorias que se extenderán hasta 2029 y un amplio catálogo de exenciones que incluye aportaciones de comerciantes, vecinos y otros colectivos. Así, aunque la norma terminará por prohibir la circulación por el centro a la mitad de los 55.000 vehículos que ahora lo hacen, en su primer año solo reducirá ese número en 5.000.
Un cambio de esta envergadura, que someterá a una prueba de fuego el tráfico en la capital vizcaína, requiere una intensa campaña informativa que despeje cualquier duda y ha de estar sujeto a los ajustes sobre el planteamiento inicial que aconseje su aplicación. Estamos ante un paso que visualiza parcialmente la transformación en marcha hacia una movilidad sostenible, necesaria para una mejor preservación del medio ambiente, pero que choca con una escasa concienciación real sobre la crisis climática y con los elevados precios de los coches eléctricos e híbridos.
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