Proteger también a los niños

El hombre que mató a sus dos hijas tenía antecedentes de malos tratos, estaba a punto de ser juzgado y sobre él pesaba una orden de alejamiento con control telemático de la madre de las pequeñas. Nada de ello impidió que un juez le concediera un régimen de visitas con las menores a pesar de que la Ley de Infancia prevé expresamente negarlo en tales supuestos por los evidentes peligros que conlleva. El riesgo de violencia vicaria, en la que se persigue hacer daño a la expareja por lo general a través de los hijos, ha de ser tenido en cuenta y valorado por todas las esferas de la Administración que intervienen en este proceso. Máxime cuando los asesinatos de ese tipo son cada vez más frecuentes. La protección de los niños constituye un principio esencial que ha de ser preservado por encima de la tutela de los progenitores. Las normas así lo permiten con total claridad. Es cuestión de interpretarlas y aplicarlas con coherencia en función de los indicios existentes en cada caso.

Los fallos en el sistema, detectados habitualmente cuando ya han derivado en dramas irreparables, deben servir para, a través de su corrección, brindar a las víctimas una respuesta más eficaz en el futuro. El doble crimen de Almería ha demostrado una falta de sensibilización, que ha de ser corregida de inmediato, acerca de la amenaza que pendía sobre dos niñas y la que se cierne sobre otras en situación similar.