El insólito ataque al presidente por parte de Irene Montero, y en menos medida de Ione Belarra, en un acto institucional tan protocolario como un traspaso de poderes planea sobre la estabilidad del nuevo Gobierno y muestra la hondura del cisma entre Sumar y Podemos. ... El dolorido «hoy nos echa Pedro Sánchez», especialmente emotivo en boca de la ya exministra de Igualdad, y su tono desgarrado parecen anticipar un combate en el que los morados, desalojados sin contemplaciones del Ejecutivo, querrán hacer valer sus cinco escaños en el Congreso, aunque para tumbar cualquier iniciativa de la coalición en el poder tendrían que unirse al PP y Vox, lo que les acarrearía un alto coste de imagen. Tras la pataleta de Montero se esconde la pretensión de camuflar como el único admisible el feminismo que ella abandera, enfrentado al de la izquierda tradicional que encarna su sustituta, Ana Redondo, quien dio ayer una lección de saber estar. La exministra debería preguntarse si su relevo no responde, además de a cuitas internas, a su controvertida gestión y al fiasco de su ley del 'solo sí es sí', que ha rebajado las penas a 1.200 violadores sin que ella haya asumido la menor autocrítica.

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