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La creciente presencia de mujeres en la Ertzaintza, un icono del autogobierno con un prestigio ganado a pulso, es un reflejo de las transformaciones sociales registradas en las últimas décadas. Hace cuarenta años, 94 pioneras se incorporaron al Cuerpo, cuya primera promoción estuvo compuesta solo ... por hombres. Las 1.341 que forman ahora parte de él representan un 17,5% de la plantilla, una cifra que el Gobierno vasco se ha propuesto elevar no solo por razones de igualdad, sino de eficacia, para lo que ha establecido cupos en las OPE y revisado las exigencias físicas. Como tantos otros, los estereotipos que relacionan inexorablemente la labor policial con el género masculino se han visto superados por la realidad. El hecho de que la Policía vasca esté dirigida por una mujer, Victoria Landa, y otras dos se encuentren al frente de sus principales unidades -la Brigada Móvil y la Policía Científica- demuestra el derribo de techos de cristal, aunque no oculta una escasez de jefaturas femeninas extendida en otros sectores. El enriquecimiento de la Ertzaintza con las capacidades de más mujeres exige crear las condiciones para que sea una profesión atractiva también para ellas.
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