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Donald Trump ha regresado a la Casa Blanca arropado por un desembarco insólito de magnates tecnológicos. Son los que le han cortejado en su residencia de Mar-a-Lago y en el Capitolio con generosas donaciones para su campaña y el acto de investidura de ... esta semana. Entre ellos, los tres hombres más ricos del planeta: Elon Musk (Tesla, X), Jeff Bezos (Amazon, Blue Origin) y Mark Zuckerberg (Meta). Una mezcla explosiva de dinero, influencia e intereses privados en manos del líder que vuelve a pilotar el país más poderoso para hacerlo 'más grande otra vez'.
Especialmente inquietantes para la estabilidad internacional son los dos referentes en redes sociales. Musk, convertido en el ariete exterior del presidente tras su acreditada capacidad para desestabilizar Europa con grotescas injerencias -solo hay que recordar el altavoz dado a la extrema derecha alemana en su red social y su última gracieta simulando un saludo nazi-. Y Zuckerberg, que no ha tardado en 'relajar' los controles a los mensajes de odio y enterrar su sistema de verificación con tal de abrazar el nuevo modelo de poder. Su importancia se mide por la facturación de sus negocios y por su influencia ideológica fuera de las fronteras de EE UU. Facebook tiene 3.000 millones de usuarios activos, mientras que Tesla ha revalorizado sus acciones un 50% desde el triunfo de Trump. El dominio de sus imperios empresariales es mayor que el de muchos Estados, pero con la salvedad de que esas oligarquías, como las llama Biden, no se someten a ningún examen electoral, lo que añade amenazas a las democracias liberales.
La nueva Administración que se pone a prueba en la reválida de Trump necesitará fuertes contrapesos para limitar el impacto de unas redes por las que se cuelan el populismo y el bulo. En el exterior, Alemania, Francia, Reino Unido y España han censurado las interferencias de la «tecnocasta», en palabras de Pedro Sánchez, en un plante que exigirá de la UE redoblar sus controles a través de la Ley de Servicios Digitales para evitar la desinformación. O, simplemente, con unos clics de ratón, como han hecho 60 universidades alemanas, junto al Ministerio de Defensa y el ejército del país, con su decisión de dejar X en protesta por la 'entrevista ultra'. Dentro de EE UU, la 'galaxia MAGA' no está libre de implosionar por el riesgo de colisión entre los magnates tecnológicos, 'techies' megamillonarios, y la clase trabajadora que aupó al poder a Trump con la esperanza de llegar a fin de mes.
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