Liderazgos desgastados

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo han llegado a este punto de la legislatura en el momento más delicado de sus liderazgos respectivos, visiblemente desgastados. El presidente del PP se ha encadenado de alguna manera al president valenciano, Carlos Mazón, que acaba de fraguar un presupuesto con Vox en un intento desesperado por ganar tiempo a su descrédito. La incompetencia de Mazón en la gestión de la crisis de la dana es el principal lastre para Feijóo, temeroso del empuje electoral de la ultraderecha. La sombra del Ventorro es muy alargada.

Sánchez llega debilitado por la concatenación de desmarques a su alrededor, sean de sus aliados de investidura como de su propio socio de gobierno, Sumar. Eso sí, mantiene un férreo control interno, como lo ha demostrado al situar a cargos afines al frente de las federaciones autonómicas. Lo acaba de reeditar en Baleares y Navarra, con Francina Armengol y María Chivite como renovadas 'baronesas'.

Los guiños a la izquierda del presidente reflejan el nuevo ánimo en las filas socialistas de hacerse con el espectro electoral que hoy representan Yolanda Díaz, Más Madrid, Podemos, Compromís o En Común. Por eso Sánchez se corrige en el debate sobre el rearme de Europa y pospone el incómodo gasto en Defensa, consciente de que puede volver a quedarse en minoría. Aunque le cueste prorrogar de nuevo los Presupuestos. La posibilidad de una entente 'a la alemana' con Núñez Feijóo es una utopía también para un líder del PP que no parece dueño de su destino.