Con la aprobación de las tres leyes pendientes, el Parlamento vasco puso ayer el broche a la legislatura a la espera de que el lehendakari anuncie en unos días su disolución y la fecha de las elecciones autonómicas, una potestad de su exclusiva competencia. El ... 21 de abril es la más barajada. Aunque una vez encarrilados los Presupuestos y la reforma educativa estaba cumplido el grueso del programa de su Gobierno en materia legislativa -no la actualización del Estatuto de Gernika, aparcada por las irreconciliables diferencias entre los principales partidos-, Iñigo Urkullu ha optado por aplazar la convocatoria hasta sacar adelante varias normas cuya tramitación estaba muy avanzada. Las últimas han sido las de Infancia, Cooperación y Trans que, aparte de por la mayoría absoluta que suman el PNV y el PSE, fueron apoyadas por EH Bildu y Elkarrekin Podemos -la segunda, también por el PP y la tercera por Ciudadanos- dentro de la insólita dinámica de acuerdos abierta en Euskadi. Más sorprendente aún al coincidir con una precampaña, pero en todo caso bienvenida al enriquecer los proyectos con aportaciones plurales que ensanchan el consenso en torno a ellos y garantizan su estabilidad al margen de eventuales vaivenes políticos.
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Euskadi entra así de lleno en modo electoral -será inevitable interpretar desde ese prisma los pronunciamientos y escenificaciones de las próximas semanas- y, de paso, en la recta final de la 'era Urkullu', quien aspira a cerrar las transferencias comprometidas por Pedro Sánchez antes de la cita con las urnas: trenes de cercanías, homologación de títulos extranjeros y fase de acogida de migrantes. El clima de entendimiento instalado en el Parlamento no debe llamar a engaño. Los recientes encontronazos entre los partidos hacen presagiar una campaña de alto voltaje, favorecida por la incertidumbre sobre quién será el ganador en los comicios. Al formular sus propuestas y confrontarlas con las de sus rivales, es de esperar de las fuerzas políticas una actitud acorde con el respeto que merece una sociedad madura y plural como la vasca, lo que supone sustituir por realismo la tentación de deslizarse por la demagogia.
Pasado el escrutinio, será ineludible tejer pactos entre diferentes para formar el nuevo Gobierno y afrontar los grandes retos de nuestra comunidad. Una realidad que no deberían obviar los candidatos, a los que el Sociómetro difundido esta semana ofrece pistas sobre las verdaderas prioridades de la ciudadanía.
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