Carles Puigdemont no ha tardado en llevar a la práctica sus veladas amenazas a Pedro Sánchez en un intento de evidenciar que depende de sus votos y de encarecer su eventual respaldo a los Presupuestos del Estado. Apenas un día después de emplazar al presidente ... del Gobierno a que se someta a una moción de confianza para verificar si mantiene el apoyo del Congreso, que en realidad está a expensas del sentido del voto de Junts, este grupo demostró que se puede aliar con el Partido Popular y exhibir la fragilidad de la mayoría que sustenta al Ejecutivo, que necesita de los siete diputados posconvergentes para sacar adelante sus Cuentas y evitar una nueva prórroga. Como si se tratara de un desplante organizado por capítulos, el órdago lanzado en la víspera desde Bruselas se concretó ayer en un primer aviso: un pacto con el PP para suprimir el impuesto a la generación eléctrica, ahora suspendido y que el PSOE y Sumar quieren recuperar el próximo año.
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El veto al gravamen que pagan las compañías para producir la luz, y que supondría un sustancial ahorro en la factura de familias y empresas y un agujero de 1.400 millones en las arcas públicas, fue respaldado además por Vox, el PNV y una ERC dividida que elige este fin de semana a su líder en una decisión que puede afectar a la estabilidad del Gobierno. El desmarque de los socios de Sánchez no solo confirma la precaria estabilidad de la 'mayoría de progreso', sino algo más inquietante para las filas socialistas: que varios de sus aliados no tienen empacho en tumbarle iniciativas con el respaldo de la oposición de derechas, lo que en modo alguno permite concluir que esa coyuntural unión de fuerzas pueda prosperar en una hipotética moción de censura por la manifiesta incompatibilidad entre los independentistas y el PP, máxime si el partido de Santiago Abascal entra en la ecuación. Pese a ello, la 'pinza' contra el tributo eléctrico provocó un indisimulado escalofrío en el PSOE, que se vio forzado a aplazar sin fecha la comisión que iba a suspender el impuesto en un intento de ganar tiempo y recomponer la situación.
De nuevo la economía ha sido un punto de fricción entre Sánchez y sus aliados. Junts y PNV ya obligaron al Gobierno a modificar los impuestos a las energéticas y la banca. El PP abre ahora otra grieta entre los socios del Ejecutivo con su acuerdo con los de Puigdemont, con quienes ya ha llegado a pactos sobre inmigración. Más presión para el presidente.
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