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Los cuatro meses de ascensos encadenados por las ventas de coches pueden interpretarse como un avance hacia la normalización del sector y un signo de optimismo sobre las perspectivas económicas. Sin embargo, esos datos esperanzadores -un aumento acumulado de casi el 34% en España y ... del 18% en Euskadi- no permiten por ahora extraer conclusiones tan positivas, ya que parten de una comparación con cifras muy bajas, están todavía lejos de alcanzar las previas a la pandemia y, además de moderar su crecimiento en abril, se explican en parte por una demanda embalsamada satisfecha al restablecerse el suministro de chips. La incertidumbre que aún rodea a este mercado por el impacto que tendrá en él la transición energética y la consiguiente desorientación de los eventuales compradores ha frenado las matriculaciones, mientras el negocio de segunda mano crece con fuerza, lo que agudiza el envejecimiento de un parque automovilístico con una edad media superior a la recomendable y causa, en paralelo, daños medioambientales. Una consolidación de la mejoría de esta actividad será celebrada por su peso en el PIB y como indicio de un despejado horizonte económico.
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