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La imputación de Donald Trump por un gran jurado de Nueva York a requerimiento de la Fiscalía abre un procedimiento sin precedentes contra un expresidente de Estados Unidos que, además, en la actualidad aspira a ser designado por el Partido Republicano para optar de nuevo ... a la Casa Blanca en las elecciones del próximo año. A la espera de que se conozca en su literalidad la acusación que pesa sobre él, guarda relación con el uso de fondos sujetos a control público para efectuar pagos en 'negro' a una exactriz de cine porno a fin de comprar su silencio sobre los encuentros sexuales que habría mantenido con ella. Cuando Trump hizo un llamamiento a sus seguidores para que se mantuvieran atentos a su posible detención el pasado 21 de marzo, era perfectamente consciente de la irregularidad cometida en 2016, en medio de la campaña que lo llevó al poder. Un caso que ha asomado periódicamente durante los últimos años entre otros de la lista de asuntos en los que podría haber sorteado la legalidad hasta vulnerarla, como en la instigación del asalto al Capitolio, la apropiación de documentos confidenciales o el intento de subvertir los resultados electorales en 2020 en el Estado de Georgia.
El expresidente reaccionó como cabía esperar por su talante: presentándose como objetivo de una supuesta persecución urdida por los «matones» demócratas que, de esa manera, habrían atacado también al país, del que él sería un representante genuino. Al actuar así, es indudable que el hombre que ha sido capaz de atenazar al Partido Republicano en la última década pretende seguir haciéndolo para mantener divididos a los estadounidenses en torno a su persona. Tras cuestionar el normal funcionamiento del sistema electoral hasta promover el asalto de huestes fanáticas al Capitolio, el anterior inquilino de la Casa Blanca está desafiando al sistema judicial. Después de rehusar la comparecencia ante el gran jurado antes de que resolviera su imputación, podría desatender esta manteniéndose en Florida para, de paso, obligar a su gobernador y adversario republicano, Ron DeSantis, a dar respuesta al consiguiente requerimiento de extradición por parte de Nueva York.
La sola perspectiva de que el proceso electoral de las presidenciales de 2024 sea acaparado por el afán victimista de Trump desestabiliza la vida pública de la primera potencia mundial, con la garantía para el resto del mundo de que sus instituciones funcionan.
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