Pradales y sus consejeros. E. C.
Opinión

Un Gobierno de especialistas

El lehendakari Pradales se rodea de gestores en un Ejecutivo remozado casi por completo que abre un nuevo tiempo en Euskadi y se volcará en la mejora de los servicios públicos

Domingo, 23 de junio 2024, 00:48

El solemne acto de jura como lehendakari de Imanol Pradales en la Casa de Juntas de Gernika, donde recibió ayer la makila de manos de su antecesor, Iñigo Urkullu, culmina el relevo al frente del Gobierno vasco tras el pleno de investidura del pasado jueves. ... Esa ceremonia protocolaria y repleta de simbolismo inaugura también una etapa política en la que una nueva generación asume el mando de una Euskadi con altos estándares de calidad de vida, pero a la vez inconformista y que ha acentuado su nivel de exigencia con las instituciones en lo que respecta a la solución de sus principales problemas y el buen funcionamiento de los servicios públicos, puesto en entredicho. Los resultados de las elecciones más recientes retratan una cierta insatisfacción social en ese sentido, traducida en un más que considerable desgaste del PNV que pretende revertir el cambio en Ajuria Enea. Una operación que ha dejado heridas en las filas jeltzales, profundizadas tras el descalabro en las europeas, con el que han cobrado fuerza las voces que claman por extender la renovación a Sabin Etxea.

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Pradales ha confeccionado un Ejecutivo con perfiles altamente especializados; un equipo mucho más gestor que político -sobre todo, en la parte nacionalista- para encarar los mil compromisos que figuran en su programa y buscar resultados a la mayor brevedad. El desglose de varios macrodepartamentos con competencias poco complementarias entre sí debería hacerle ganar operatividad. Aunque no es descartable que la creación de cuatro carteras más, además de subrayar prioridades como la vivienda, la reindustrialización al calor de la transición energética, el reto demográfico o la ciencia, obedezca también a equilibrios partidistas y territoriales. Se trata del Gobierno vasco más extenso de la historia -quince consejerías: diez para el PNV y cinco para el PSE-, lo que deja un flanco de fácil crítica a la oposición.

El hecho de que solo repitan tres miembros del Gabinete de Urkullu demuestra el deseo de retratar la apertura de un ciclo. Una de las grandes sorpresas ha sido el rescate de Ibone Bengoetxea como vicelehendakari primera. La exconcejal de Bilbao y exdiputada foral, una nacionalista de talante abierto, ocupaba un puesto directivo en EiTB. Mikel Torres, líder de los socialistas vizcaínos y hasta ahora alcalde de Portugalete, será el otro vicelehendakari de un Ejecutivo en el que su partido ha ganado presencia. La mejora de la sanidad pública, la prioridad por excelencia de la legislatura, ha sido encomendada a Alberto Martínez, jefe de Anestesia del hospital de Cruces, con un brillante curriculum a sus espaldas. Su profundo conocimiento del sector habría de ayudarle en una tarea de enorme complejidad, en la que serán necesarias recetas no aplicadas hasta ahora. La incorporación de jóvenes profesionales procedentes de la empresa privada -Noël d'Anjou a Hacienda y Mikel Jauregi a Industria y Transición Energética- refuerza el carácter técnico y novedoso del equipo de Pradales.

La ciudadanía espera de él respuestas eficaces a sus problemas. Si en algo no puede escudarse el Gobierno vasco es en la falta de competencias para afrontarlos. Su mayoría absoluta en el Parlamento le garantiza estabilidad, pero no necesariamente el acierto en la toma de decisiones, por lo que haría bien en mostrar una sincera voluntad de diálogo y tener en cuenta las aportaciones de la oposición y los agentes sociales. Ese es el camino para «volver a conectar política y emocionalmente» con la sociedad como se propuso el lehendakari en su discurso de investidura.

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