Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada por la avería de un camión

La decisión del Tribunal Administrativo del Deporte de abrir un expediente a Luis Rubiales solo por «falta grave» supone un varapalo para el Gobierno que, en contra de lo que varios ministros habían dado por seguro y anunciado a bombo y platillo, no podrá suspender ... de forma cautelar al presidente de la Federación Española de Fútbol por su inadmisible comportamiento tras la gesta de la selección femenina al ganar el Mundial, como sí ha hecho la FIFA durante 90 días. Para ello hubiese sido necesario que sus actos hubiesen sido considerados falta muy grave. El TAD interpreta el beso en la boca a la jugadora Jenni Hermoso como una conducta indecorosa, no un abuso de poder, frente al criterio de la denuncia presentada por el Consejo Superior de Deportes. Además, al no estar desarrollado el reglamento sancionador de la nueva Ley del Deporte -lo que solo es atribuible al Ejecutivo- y apelar el CSD a la de 1990, una actitud tan escandalosa como tocarse los genitales en el palco, en presencia de la Reina y de la infanta Sofía y ante las cámaras todo el mundo, queda reducida a falta grave. Así lo tipifica la antigua regulación. La posterior lo encuadra entre las muy graves.

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El Gobierno se ha movido con un escaso rigor y excesiva precipitación en el abordaje jurídico del caso. Ya recibió un toque de atención el pasado lunes cuando, mientras el máximo responsable del CSD, Víctor Francos, auguraba un fallo exprés y favorable, el TAD le requirió documentación adicional, ya que no le había facilitado toda la que estaba en su poder y necesitaba para pronunciarse. Frustrada su pretensión de apartar del cargo a Rubiales de forma inmediata, el Ejecutivo solicitará la adopción de esta medida cautelar, como anunció ayer el ministro Miquel Iceta, lo que difícilmente podrá compensar el gol en contra que ha encajado.

El presidente de la federación se expone a una inhabilitación máxima de dos años por esta vía. La resolución del TAD, que ahora deberá entrar en el fondo del asunto, no rebaja la extraordinaria gravedad moral de su comportamiento machista, que justifica plenamente la dimisión que le reclaman hasta quienes han sido sus más estrechos colaboradores y le han dejado en una patética soledad. Pero Rubiales, que acusó anoche al Gobierno de «presionar» en su contra y violar así la división de poderes, sigue incomprensiblemente sin entender todavía que es indigno de representar al fútbol español.

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