El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE

Un Gobierno continuista

Sánchez no podía permitirse una profunda renovación que frenara la inercia de ministerios clave en una legislatura de alta tensión

Martes, 21 de noviembre 2023, 00:02

Pedro Sánchez se ha rodeado de fieles en un Gobierno con menos cambios de los esperados y cuyo peso político no supone un salto apreciable respecto al precedente, pese a los anuncios de que sería sensiblemente superior. El carácter fundamentalmente continuista del nuevo Ejecutivo, incluso ... en un número de ministerios a todas luces exagerado, obedece a las dificultades que deberá afrontar desde el inicio mismo de una legislatura que se presume de combate frontal con la oposición. Sin olvidar lo trabajoso que le resultará mantener la sintonía de los 179 escaños de la investidura ante las presiones de sus socios independentistas y nacionalistas sin que para ello tenga que renunciar a un programa legislativo que justifique esta andadura o se vea en la necesidad de ralentizarlo.

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El dirigente socialista no podía permitirse el lujo de prescindir de los puntales que sostuvieron su último mandato ni de introducir cambios que frenaran en seco la inercia de departamentos clave. Ha reforzado a Félix Bolaños con la cartera de Justicia, desde la que gestionará la amnistía por el 'procés', y a María Jesús Montero, ascendida a una vicepresidencia. Además, ha mantenido al frente del área económica a Nadia Calviño, una figura de prestigio a la que tendrá que relevar de inmediato si consigue la presidencia del Banco Europeo de Inversiones, y ha atendido el clamor socialista para recuperar el control de Igualdad. La crisis entre Sumar y Podemos después de que Yolanda Díaz se haya deshecho de las ministras 'moradas' con el beneplácito de Sánchez abre un foco de tensión entre los aliados.

El presidente necesitaba dotar al Gobierno del máximo de solvencia dentro de los límites que impone la comprometida política de alianzas trazada para ser investido. Ha compuesto un equipo que combina experiencia y juventud, curtido en el enfrentamiento con la oposición y con capacidad de interlocución en el ámbito económico e internacional. A pesar de todo ello, el Ejecutivo estará a prueba incluso si es capaz de superar el punto crítico de media legislatura, con unas elecciones catalanas en el horizonte en las que el pulso entre los independentistas de Junts y ERC será un magnífico test para su estabilidad. La dialéctica establecida con el PP sobre quién ganó finalmente el 23 de julio está haciendo olvidar al PSOE y a Sumar en qué condiciones tan extremas han reeditado su coalición.

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