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El esperpento en el que está sumido el fútbol español sumó ayer un nuevo capítulo al ser proclamado Pedro Rocha presidente de la federación pese a estar imputado por corrupción en el 'caso Brodie'. Él mismo había destituido a otros altos cargos por idéntico motivo. ... Completará hasta septiembre el mandato de cuatro años que vio interrumpido Luis Rubiales, salvo que el Gobierno le suspenda, como prevé la ley, por el expediente del Tribunal Administrativo del Deporte que pesa sobre él. Todo ello, mientras el Ejecutivo se dispone a intervenir el organismo, sumido en una sucesión de escándalos; un movimiento sin precedentes para tutelar la limpieza de los próximos comicios y abrir un proceso de regeneración, pero que ha puesto en alerta a la FIFA y la UEFA ante el riesgo de unas injerencias políticas que resultarían inadmisibles. La federación no puede seguir más tiempo a caballo entre el caos, el clientelismo y el descrédito. El Gobierno ha mirado para otro lado durante demasiado tiempo sin hacer uso de sus limitadas capacidades. Toca actuar con la máxima precisión quirúrgica para que la cúspide del fútbol español, a la que toca organizar el Mundial de 2030, deje de causar bochorno.
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