
Euskadi ha puesto sobre la mesa un serio problema que amenaza con provocar un cortocircuito a su economía: la falta de potencia eléctrica y de ... una red eficiente compromete la pujanza de su industria. La precaria infraestructura sobre la que se asientan empresas y proyectos tecnológicos añade incertidumbre a un sector con síntomas de debilidad y que sufre como el resto las andanadas de los mercados exteriores, agitados por la guerra comercial abierta por Donald Trump. Además, el País Vasco depende mucho de las importaciones de energía, a pesar de ser un territorio de alta demanda. Por eso necesita con urgencia enchufarse.
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Desde su llegada a Ajuria Enea, el lehendakari, Imanol Pradales, se ha destacado por defender como un pilar económico el fortalecimiento del tejido industrial, movido principalmente por la electricidad. Pero las complicaciones se agravan en la práctica. Según datos de la distribuidora de Iberdrola, las peticiones eléctricas de la industria vasca se han multiplicado por ocho en los últimos tres años. Sin embargo, la falta de capacidad ha echado por tierra la mitad de las solicitudes de enganche a la red. Es lo mismo que el consejero de Industria, Mikel Jauregi, expone cuando recuerda que «lo primero» que hacen las empresas interesadas en buscar una ubicación en nuestra comunidad «es preguntar por el enchufe». El problema, advierte, «es que nosotros no los tenemos».
Destapado el lastre, parece imprescindible que el Gobierno central invierta en la red eléctrica y en sus canales de distribución a su paso por Euskadi, y amplíe las capacidades de sus gestores. Así lo acaba de reclamar esta semana el lehendakari para no poner en peligro los planes de descarbonización y electrificación de la industria vasca. La falta de potencia también limita el desarrollo de proyectos y la competitividad, en un momento en el que es vital mantener el tirón para atraer inversiones extranjeras.
Lo cierto es que la transición energética no está yendo de la mano de una expansión competente de su infraestructura eléctrica. Por ese motivo, otra de las opciones para intentar superar la precariedad de Euskadi sería importar energía de Navarra, que cuenta con un parque eólico muy potente. La realidad es que el País Vasco genera menos energía renovable que hace cinco años y sigue a la cola del país. Y la economía no puede desenchufarse si quiere crecer.
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