

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Tiene razón la exministra de Defensa de Lituania cuando señala la clave de la creciente retórica bélica. «Los europeos no estamos en guerra, pero tampoco ... estamos en paz», dice la hoy eurodiputada Rasa Jukneviciene. La república báltica está en alerta por la amenaza que representa Vladímir Putin. Como Suecia, Polonia o Finlandia, el país que más frontera comparte con Rusia. Parece lógico que Ursula von der Leyen haya encomendado al expresidente finlandés y asesor en Defensa Sauli Niinistö la elaboración del informe sobre defensa civil con el que la UE prepara a sus ciudadanos ante una catástrofe, sea por una guerra, un ciberataque o un desastre natural. Europa ya no es el refugio seguro que era ni siquiera la isla de Groenlandia, codiciada por Donald Trump y con su vicepresidente poniendo una pica en Nuuk, su capital.
Con este panorama, será necesario hacer pedagogía en profundidad. Pero no solo de la seguridad de sus Estados miembros, sino de una razonable prevención de su población para no caer en un catastrofismo innecesario. En un alarmismo que solo sirve para alimentar el populismo y puede justificar nuevo giros reaccionarios en el Viejo Continente.
El almacenaje de suministros esenciales, el llamado kit de emergencia para resistir con agua, alimentos y energía durante tres días, parece una alternativa promovida por un exceso de pesimismo. Pero a buen seguro que habría paliado la angustia de muchos de los afectados por la dana de Valencia. Fomentar la cultura de la prevención no solo se debe articular como una mera delegación de responsabilidades en la población civil. Las instituciones europeas deben asumir su liderazgo, bien a través de esos comités de crisis ante guerras y tragedias climáticas o de un protagonismo mayor en la resolución de los conflictos. Trump no es la alternativa más fiable para solucionarlos, como ha demostrado en las conversaciones con Ucrania y Rusia en busca de una tregua exprés. Solo ha logrado cierta paz en la navegación por el mar Negro y movida por intereses mercantiles.
El plan de rearme de Europa que tanto incomoda a Pedro Sánchez interpela sobre todo a los países aparentemente más despreocupados por su defensa como España. De nuevo, será necesario hacer pedagogía. Pero no para justificar un eventual retraso del aumento del gasto militar por cálculos políticos, sino para ir de la mano del resto de socios de la UE y evitar que cada uno haga la guerra por su cuenta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Horarios, consejos y precauciones necesarias para ver el eclipse del sábado
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.