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La negativa de la presidenta Salomé Zurabishvili y la oposición de Georgia a reconocer los resultados oficiales de las legislativas del sábado abre una grave crisis institucional en la antigua república soviética. El partido que gobierna desde hace doce años, el populista Ensueño Georgiano, se ... concede una nueva mayoría absoluta que, según los observadores internacionales, habría obtenido gracias a un cúmulo de irregularidades, un «fraude masivo» que la jefa del Estado encuadra en «la guerra híbrida» alentada desde el Kremlin. Las proclamas europeístas del primer ministro, Irakli Kobakhidze, se han revelado hasta ahora huecas por su decidido impulso de normas inspiradas por Moscú y contrarias a la legislación comunitaria. Por este motivo, la Unión ya congeló cualquier acercamiento el pasado verano. Ahora, Bruselas une a la preocupación por el futuro de los georgianos el bochorno de la visita de Viktor Orbán a Tiflis. El dirigente húngaro se vale una vez más de la presidencia rotatoria para simular una representación que la UE le niega y servir a los propósitos de control de Putin. Abucheos a Orbán abrieron la protesta de miles de personas anoche frente al Parlamento.
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