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El fútbol español parece empeñado en encadenar escándalos y Joan Laporta ha decidido tener un papel protagonista. El presidente del Barcelona tuvo un comportamiento impropio de su cargo en la noche del miércoles en el estadio saudí Rey Abdullah, al término de la semifinal de ... la Supercopa en la que fue eliminado el Athletic. Al más puro estilo Rubiales, que se llevó las manos a los genitales para festejar el triunfo de la selección femenina en el último Mundial, Laporta celebró con un corte de mangas dirigido a sus críticos, además de patadas y puñetazos a los sillones del palco, la medida cautelar concedida por el Consejo Superior de Deportes (CSD) que permite a los jugadores Dani Olmo y Pau Víctor ser inscritos de nuevo en el equipo cuando sus licencias deportivas habían quedado canceladas. La razón asiste a Jon Uriarte, presidente del club rojiblanco, cuando recuerda que «la normativa es común para todos» y califica de «esperpéntica» la decisión del CSD, dependiente del Gobierno de Pedro Sánchez. Una medida provisional que alimenta las especulaciones sobre un eventual trato de favor al Barça, que ya tropezó por el 'caso Negreira' con Laporta otra vez en primera línea.
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