La Diada catalana discurrió por los cauces que el independentismo de los partidos y el de las organizaciones sociales secesionistas empezaron a perfilar la noche misma del 23-J. Su objetivo común no es solo lograr una gobernación radicalmente sesgada de España, forzando a Pedro ... Sánchez a sentarse a negociar una amnistía para 1.432 encausados por los hechos del 'procés' y, después, un proceso de autodeterminación vía referéndum. Su fin compartido es también recuperarse del declive que sufren en la propia Cataluña, reflejado en la pérdida de la confianza mayoritaria de sus ciudadanos. Solo que no es la pretendida sintonía entre los independentistas lo que extrema sus propósitos, sino la pugna constante entre ERC y Junts, y entre la ANC y Òmnium, lo que alienta el rupturismo. Las tesis más extremistas y los señalamientos de 'traidor' contra quienes parezcan mostrarse más posibilistas acaban adueñándose del Fosar de las Moreras al que todos acuden a depositar flores.
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Cuando en octubre de 2022 Junts decidió abandonar el Gobierno de coalición con ERC, Pere Aragonès llegó a pensar que se había deshecho de Carles Puigdemont, para quedarse solo al frente del independentismo institucional, mientras a Sánchez le bastaba con los republicanos para culminar la legislatura. Pero el 23-J desbarató tal ilusión al devolver a Junts a la aritmética de Madrid. Y el cuerpo a cuerpo constante entre los dos grupos parlamentarios del independentismo provoca que ninguno de ellos se quede atrás al reivindicar máximos. Aragonès no ha tenido más remedio que hacer suyas las exigencias expuestas por Puigdemont desde Bruselas.
Y, prosiguiendo en la escalada, el secretario general de Junts, Jordi Turull, se animó ayer a recordar que no renunciarán a ejercer los derechos de la nación catalana, «por acuerdo o de manera unilateral». Y el presidente de Òmnium señaló que «la amnistía es una restitución de los derechos fundamentales, reconociendo que lo que se ha considerado como delito en realidad no lo es». Lo que permitiría repetir actos como los de 2017. El culmen de la escalada es que el Gobierno catalán asistió a la manifestación -en una Diada que pierde fuerza en la calle-convocada por ANC que, a su vez, es contraria a que Junts y ERC invistan a Sánchez «si no es claramente para la independencia». Amenazando, en caso contrario, con concurrir a próximas elecciones con candidatura propia.
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