La progresiva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que ha pasado de 736 euros en 2018 a los 1.134 actuales, a las puertas de un nuevo repunte que podría oscilar entre un 3,4 y un 4,4%, es una conquista social que mejora ... las condiciones de vida de millones de personas en derechos y retribuciones. Pero ese aumento del SMI ha tenido un efecto adverso indeseado en las empleadas del hogar, que han perdido un 8% de cotizantes -2.300 trabajadoras- en estos últimos siete años en Euskadi debido al notable crecimiento de los costes de su contratación, lo que les convierte en uno de los sectores más castigados por la destrucción de empleo y devuelve a muchas a la economía sumergida. Se trata de un colectivo muy sensible, habitualmente formado por mujeres inmigrantes que asumen tareas esenciales para el progreso de nuestra sociedad como son la limpieza doméstica y el cuidado de mayores y niños, en una actividad que les sirve además para regularizar su situación. Las instituciones deben seguir profundizando en la seguridad del sector para evitar eventuales abusos y fraudes, y en la vía de las bonificaciones a sus empleadores para facilitar los contratos.
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