El crecimiento del 1,8% con el que cerró la economía vasca el pasado año resulta meritorio en un contexto de agudo enfriamiento global por el fuerte ascenso de los tipos de interés para contener la inflación. La alta internacionalización de su tejido productivo hace ... a Euskadi muy sensible al estancamiento que afecta al corazón de la UE; especialmente, a Alemania, su principal cliente. Aún así resulta llamativa la amplia brecha entre el aumento de su actividad y el del conjunto de España -el 2,5%, según cifras provisionales-, atribuible en cierta medida al inferior peso comparativo del turismo en nuestra comunidad. También destaca la pujanza del mercado laboral en un ejercicio de fuerte desaceleración en el que, completada la recuperación poscovid, el PIB avanzó una tercera parte que el anterior, con el consumo y la industria ofreciendo síntomas de debilidad. El aumento del 0,5% en el último trimestre -dos décimas más que en el precedente- induce a un moderado optimismo, aunque la evolución a corto plazo se verá condicionada por el precio de la energía, los tipos y los países del entorno, aparte de por la capacidad de la economía vasca para seguir resistiendo en unas condiciones poco propicias.
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