Iván Espinosa de los Monteros, hasta ahora portavoz de Vox en el Congreso, alegó ayer razones «personales y familiares» para justificar su sorprendente renuncia al acta de diputado y su retirada de la política activa. Tales motivos no le impidieron figurar como número 3 en ... las listas por Madrid en las recientes elecciones generales. Hayan sido más o menos determinantes, resulta inevitable vincular la decisión de uno de los fundadores y rostros más conocidos del partido con su pérdida de influencia interna tras irrumpir en los principales puestos de mando representantes del integrismo más radical que, capitaneados por el vicepresidente Jorge Buxadé, han imprimido a la organización un brusco viraje con el que no comulgan algunos sectores. La impronta dejada por la nueva 'mano derecha' de Santiago Abascal conecta con su confesión pública de que se arrepiente de haber militado en el PP, «pero no en Falange».
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Por muy comedida que haya sido en las formas, a diferencia de su antecesora Macarena Olona, la marcha de Espinosa de los Monteros -aislado desde hace meses y estandarte del ala liberal en lo económico frente al proteccionismo que se ha impuesto en la formación- refleja la crisis abierta a raíz de un giro manifestado en los discursos oficiales y los ultramontanos perfiles escogidos para los cargos institucionales en varias comunidades. Vox se ha arrinconado aún más de lo que ya estaba al focalizar sus mensajes en un disparatado enrocamiento en el negacionismo de la violencia machista o el cambio climático y en exabruptos contra la diversidad sexual en vez de presentar alternativas realistas a los problemas de los ciudadanos. Ello no solo le ha supuesto una sangría en las urnas -en las generales perdió 19 de sus 52 escaños-, sino que ha alimentado una extendida reacción de rechazo social que no es ajena a las frustradas esperanzas de la derecha de alcanzar La Moncloa.
La línea seguida por el partido en los últimos meses ha desatado una pugna interna de la que por ahora sale vencedor Buxadé pese al fiasco del 23-J. Las cuotas de poder autonómico que ha alcanzado tras una más que cuestionable estrategia negociadora con el PP no pueden ocultar su declive ni el riesgo de quedar reducido a la irrelevancia política si persiste en sus errores. El hecho de que el férreo Espinosa de los Monteros, de rocosos principios y estrecho colaborador de Abascal durante años, parezca un tibio conservador demuestra la deriva de la extrema derecha.
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