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La voladura de la presa ucraniana de Nova Kajovka, la última que embalsaba las aguas del río Dniéper en dirección al mar Negro, dio inicio ayer a un desastre humanitario, medioambiental y económico cuyos efectos se tardará tiempo en evaluar. A la extensa zona afectada ... le costará años recuperarse. Ni el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ni el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, dudaron en atribuir al Kremlin la responsabilidad de semejante violación del Convenio de Ginebra, que compromete también el suministro de agua a Crimea. Del mismo modo que la bajada de nivel en el embalse que mantenía la presa, que procuraba la refrigeración de los seis reactores de la central nuclear de Zaporiyia -la mayor de Europa-, podría afectar a esta, aunque la Agencia Internacional de la Energía Atómica aseguró que no se trataría de un riesgo inmediato. Volodímir Zelenski interpretó el ataque como un intento de dificultar la contraofensiva ucraniana por parte de Rusia.
El Dniéper separa la Ucrania soberana de la ocupada por el régimen de Putin. La carretera y la vía ferroviaria que discurrían sobre la presa destruida habrían sido también la línea más recta para que las fuerzas de Kiev accedieran a la parte invadida de la región. Al anegar un territorio de tanto valor estratégico, Moscú obliga a las tropas ucranianas a socorrer a los ciudadanos de Jersón y de ochenta localidades más, así como a miles de habitantes de casas dispersas, al tiempo que les empuja a corregir sus planes para revertir definitivamente el curso de la guerra. La voladura de la presa, que estaba y está bajo control ruso, demuestra hasta qué punto el Kremlin se ceba en la población civil. En este caso, a ambos lados del Dniéper. Se conoce que las autoridades ucranianas de la orilla derecha del río activaron operaciones para la evacuación de la población más expuesta a su crecida. Pero no se sabe qué hicieron los ocupantes rusos de la orilla izquierda respecto a los habitantes ucranianos bajo su control. Ni antes ni después de la explosión.
El Ejecutivo de Zelenski volvió a realizar ayer un llamamiento «al mundo» para que nadie olvide cuál es la naturaleza de la amenaza que supone el régimen de Putin. Lo ocurrido exige que los países occidentales comprometidos en la defensa de Ucrania frente a una agresión ilegal y brutal -incluida España- no tengan reserva alguna en incrementar su ayuda a Kiev para hacerla efectiva de inmediato.
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