La elección de Miren Arzalluz como directora general del Guggenheim Bilbao cierra el proceso puesto en marcha en mayo, cuando Juan Ignacio Vidarte, quien ha ejercido el cargo desde antes incluso de que viera la luz el edificio de Frank Gehry, anunció su propósito de ... cesar en sus funciones. La hasta ahora responsable del Museo de la Moda de París, que con anterioridad había trabajado en el Balenciaga y como comisaria de relevantes exposiciones en varios países, se ajusta al perfil buscado: alta cualificación técnica, prestigio internacional, experiencia de gestión en el ámbito de la cultura y profundo conocimiento tanto de la historia del arte como de la de Euskadi y su entramado institucional. A esto último ha contribuido, sin duda, su condición de hija del expresidente del PNV Xabier Arzalluz. Competía con otros 78 candidatos, aunque desde el primer momento su nombre figuraba en cabeza de un reducido grupo de favoritos.
Publicidad
Con ella al frente a partir del 1 de abril, el Guggenheim estrena etapa en una coyuntura dulce, con un récord de visitantes -1,32 millones el pasado ejercicio- y una proyección exterior que, 27 años después de su nacimiento, le ha afianzado como el icono por excelencia de Bilbao, Bizkaia y Euskadi en todo el mundo, y un potente imán para la atracción de turistas. Miren Arzalluz asume el desafío de consolidar ese brillante legado, inseparable de una atractiva oferta museística, y de avanzar en él con aportaciones enriquecedoras de una nueva generación compatibles con los valores de la entidad. La generación a la que ella pertenece y a la que, según sus palabras, «se ha enseñado que hay que formarse, salir y empaparse de lo que pasa por el mundo para volver un día y construir país». Es lo que se propone hacer en unos plazos que incluyen un periodo de convivencia con Vidarte y garantizan un relevo tranquilo.
La nueva directora general se enfrenta a retos como la expansión a Urdaibai -con un fuerte rechazo vecinal y político-, seguir elevando el techo de afluencia a la pinacoteca de Abandoibarra sin que ello merme la calidad de la experiencia y aumentar la colección propia y la presencia femenina y de artistas vascos. Pero el mayor de todos es conservar el Guggenheim Bilbao como un referente cultural de primera línea en un mundo globalizado, en el que ha sabido destacar con luz propia y convertirse en la historia de un éxito de dimensiones inimaginables. Su acierto en esa tarea redundará en beneficio de toda Euskadi.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.