Al igual que la española, la economía vasca se recuperó de los estragos de la pandemia con mayor fuerza y rapidez de las que apuntaban hasta ahora las cifras oficiales. Así, en los dos últimos años creció el 5,7% y el 2,7%, lo ... que supone 1,3 puntos y ocho décimas más del aumento estimado inicialmente, según una revisión de las estadísticas del Eustat anunciada ayer. Pero, a diferencia de la contabilidad nacional, esa mejora no se extiende al presente ejercicio, en el que Euskadi mantiene un ritmo del 1,8% en el segundo trimestre que, aunque triplica la media de una Eurozona al borde del estancamiento, se sitúa muy por debajo del 2,9% calculado por el INE para el conjunto del país. Esa brecha es la mayor del pasado reciente y permanece al alza desde la crisis del covid, lo que, si bien es una consecuencia lógica de las diferencias entre ambos tejidos productivos, deja al descubierto debilidades que conviene no olvidar.
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El espectacular 'boom' del turismo, que ha desbordado las previsiones más optimistas y rebasado sus máximos históricos pese a la fuerte subida de los precios, explica en buena medida la espectacular expansión del PIB español, convertido en el sorprendente motor de la UE. Ese sector también se encuentra en niveles récord en nuestra comunidad, pero su incidencia en la actividad es notablemente inferior. El desacople entre la expansión nacional y la autonómica es fruto asimismo de la persistente atonía de la industria vasca, muy afectada por el frenazo de sus principales clientes, como Alemania y Francia, lo que se deja sentir en las exportaciones. Además, la demanda interna ofrece síntomas inequívocos de flojedad tanto en el gasto de las familias y de las administraciones como en la inversión. El Gobierno vasco confía en cumplir el crecimiento del 1,9% previsto para el presente ejercicio, meritorio en un contexto global poco favorable, aunque de los más bajos entre las regiones y con sombras que impiden lanzar las campanas al vuelo.
Por contra, el Consejo de Ministros elevó ayer en tres décimas, hasta el 2,7%, su estimación para este año de la economía nacional, en línea con los datos actualizados del INE y con los nuevos cálculos del Banco de España. Una expansión apoyada en un turismo cuyo vertiginoso ascenso empieza a dar síntomas de agotamiento, igual que la creación de empleo. Es de esperar que la rebaja de tipos y los fondos europeos ayuden a conservar un robusto crecimiento.
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