El incremento del empleo en 603.900 trabajadores y la caída del paro al 11,6% son probablemente los mejores datos que cabía esperar del comportamiento del mercado laboral en el conjunto de España en el segundo trimestre del año. Se ensalza la cifra récord ... de 21 millones de ocupados, así como que la Encuesta de Población Activa (EPA) sitúa la media de paro entre el 7,1% de Euskadi y el 18,1% de Andalucía. Abril, mayo y junio han sido tradicionalmente positivos. Pero nunca como en este ejercicio. El hecho de que tal mejora se haya producido fundamentalmente en el sector privado y el aumento de los autónomos revelan que esas buenas noticias responden tanto a la recuperación económica como a la interiorización de la reforma laboral en las empresas. Parece lógico que a esto último se deba que un trimestre con Semana Santa e inicio de las vacaciones estivales no haya experimentado más que un incremento muy limitado en cuanto a las contrataciones temporales en un momento en que el crecimiento del empleo en la hostelería ha supuesto más del 17,4% del total. El dinamismo de la primavera y el inicio del verano alcanza además a los contratos en actividades profesionales, científicas y técnicas, que mejoran en un 9,1%.
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Este panorama luminoso tiene sus sombras. Resulta preocupante el retroceso experimentado en la industria durante tres trimestres seguidos, con un balance final de 50.000 trabajadores menos que hace un año. Una tendencia a la que escapa el País Vasco, con 5.000 incorporaciones en un sector que, con todo, reduce en la comunidad autónoma su peso en el conjunto del empleo. Por su parte, la agricultura y la ganadería habrían acusado -además de los efectos de la inflación- las consecuencias de una meteorología adversa. Continúa enquistado el paro de larga duración y persiste el trabajo a tiempo parcial sin que obedezca a la propia decisión de los empleados. Y el cómputo total de las horas trabajadas sigue por debajo del de 2007.
El balance del empleo en el segundo trimestre es doblemente positivo dado que se produce frente al riesgo de una desaceleración que afectaría a España en tanto que ya castiga a Alemania, Francia e Italia. También por eso convendría ser prudentes en el tratamiento de los datos ofrecidos por el INE, puesto que no significan que se mantendrá la tendencia, y mucho menos que irá a más.
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