El alcohol al volante mata

El nuevo tope, equivalente a una cerveza, colocaría a nuestro país entre los más restrictivos de la UE en ese ámbito, solo por detrás de Eslovaquia, Hungría, Chequia y Rumanía, donde es 0. La medida, apoyada por colectivos de víctimas que plantean incluso ir más lejos, merece ser estudiada. Están más que probadas las nocivas consecuencias del alcohol al volante; un peligro no solo para quienes han bebido, sino para aquellos con los que se cruzan por su camino.

Los 783 muertos hasta el 1 de septiembre -casi tantos como los que causó ETA en toda su trayectoria criminal- son una muestra bien elocuente de ello. La mejora de la seguridad vial es una necesidad que impone explorar nuevas fórmulas, sin olvidar una mayor concienciación de la ciudadanía que evite arriesgar vidas por una irresponsabilidad.