Por detrás del fuego

La petición de disculpas planteada por el primer ministro griego por la insuficiente respuesta que el Gobierno está ofreciendo ante la ola de 586 incendios en el país llega acompañada del anuncio de ayudas a los miles de afectados que acaban de perder su casa ... y han visto arrasados sus medios de vida en zonas agrícolas o turísticas. Además de las dudas que suscita la oferta de cantidades multimillonarias que las arcas públicas de Grecia difícilmente podrán asumir cuando se ven ya sacudidas por la crisis del coronavirus, la alocución televisiva de Kyriakos Mitsotakis incluyó una frase reveladora del débil compromiso con que su Ejecutivo se habría preparado para una catástrofe de ocho jornadas de fuego, atizado por temperaturas de 45º, con falta de medios aéreos -aunque en algunas zonas la humareda los vuelva por momentos inoperantes- y un déficit de 5.000 bomberos producto de una década de austeridad. Con estos bagajes tendrían que librar los griegos «una desigual batalla con la naturaleza», sentenció Mitsotakis el mismo día en que el panel de expertos de la ONU responsabilizaba a la actividad contaminante de los seres humanos de una crisis climática que este verano se manifiesta por todo el mundo. En el norte de California, el descomunal 'Dixie' ha devorado casi 200.000 hectáreas en un mes, alentado por la sequía y el calor extremos. Al Polo Norte llega estos días el humo de los siniestros de Siberia, que han calcinado 15 millones de hectáreas solo este año en medio de una política que declara más costosa la extinción que el potencial daño. Episodios como los vividos antes en Turquía y ahora en Argelia acreditan que los responsables políticos van por detrás del fuego.