Desconcierto en Vox

Santiago Abascal ha optado por desprenderse de su 'número dos' no, como sostiene la versión oficial, para impulsar su candidatura a la Alcaldía de Madrid -que ya ha compatibilizado en dos ocasiones, aunque con escaso éxito, con su función orgánica-, sino en un intento de calmar el creciente malestar territorial con su tosco estilo de gestión y por la seria advertencia que supusieron los decepcionantes resultados en las elecciones andaluzas.

Con su destitución, señala a Ortega Smith como responsable de la ruidosa salida de la exportavoz en el Congreso, que ha dañado la imagen y expectativas de la marca, y deja en manos de Ignacio Garriga -cabeza de lista a la Generalitat catalana- el desafío de reflotar un proyecto que ofrece inequívocos síntomas de debilidad y sumido en un desconcierto que el 'efecto Feijóo' no ha hecho más que agudizar.