Las revelaciones informativas sobre la interceptación de comunicaciones de personas vinculadas al independentismo y la denuncia de extracción de datos de móviles del presidente Sánchez y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, llevaron ayer a la directora del CNI, Paz Esteban, a un ejercicio ... de transparencia sin precedentes ante la Comisión de Gastos Reservados del Congreso, dentro de los límites de la legalidad vigente. Los diputados que la integran pudieron conocer la identidad de los 18 ciudadanos espiados con autorización judicial y las motivaciones asumidas por el magistrado responsable del Tribunal Supremo. Trascendió que uno de ellos fue el después redactor del informe de Citizens Lab, Elies Campo, y otro el actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, mientras la hipótesis sobre la autoría de las demás posibles escuchas se abrió tanto a servicios extranjeros como a organismos nacionales. Al parecer, Esteban rehusó hablar de Pegasus, sin exponer la causa de su silencio, lo que permite suponer que en este punto el secreto atiende sobre todo a exigencias de la comunidad internacional de inteligencia y a las empresas proveedoras de instrumentos de ciberespionaje. Del mismo modo que la ya difícil identificación de los responsables del espionaje a Sánchez y Robles se vuelve poco menos que inconveniente cuando España tampoco puede negar que haya necesitado o pueda precisar hacer lo propio sobre otros países.
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Los socios de gobierno y de legislatura de Sánchez salieron entre insatisfechos e indignados de la reunión de ayer. Los más moderados, PNV y EH Bildu. Frente a un Gabriel Rufián reencarnado en demócrata a secas para apuntalar su mensaje de la víspera sobre que no solo está en juego la continuidad del Gobierno. Mientras el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, exigía la asunción de responsabilidades políticas por parte del Ejecutivo en el que está coaligada su formación. Ello después de que se evidenciaran serias diferencias entre el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y la de Defensa.
Pegasus, una ERC cercada por el resto del independentismo catalán y una Unidas Podemos a su vez dividida están situando a Pedro Sánchez entre la espada de disolver las Cortes y la pared de cesar a Robles y Esteban. Una disyuntiva diabólica, porque una y otra opción descalificarían al actual presidente para procurarse la reelección confrontando la democracia con el Estado.
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