Las terribles inundaciones que han devastado decenas de ciudades y pueblos del oeste de Alemania y el sur de Bélgica, además de zonas de Holanda, Luxemburgo y Suiza, estremecen a toda Europa. Por su descomunal balance de fallecidos, heridos y damnificados en territorios acomodados del ... continente. Y por la increíble devastación causada por la alianza, en una tormenta perfecta, de precipitaciones persistentes, cuyo alcance no se alcanzó a prever, sobre núcleos muy poblados cercanos a cauces fluviales y levantados sobre zonas inundables con defensas y drenajes claramente deficientes. Alemanes de las dos Renanias y ciudadanos de Valonia asisten a la destrucción en minutos de viviendas y negocios, líneas eléctricas, conducciones de agua potable e infraestructuras de transporte, que solo el mecanismo europeo de protección civil y el despliegue militar pueden restablecer en lo más básico. La riadas avisan de que incluso los países más avanzados carecen de preparación suficiente para afrontar los episodios extremos que la crisis climática volverá más frecuentes. Y se cuelan, con un efecto imprevisible, en la campaña para las elecciones que marcarán el adiós de Angela Merkel.

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