A punto de cumplirse diez años desde que ETA anunciara el cese definitivo del terrorismo, grupos cada vez más minoritarios siguen sin interiorizar que las amenazas, el acoso y el señalamiento público no tienen cabida en una democracia. Resultan inadmisibles los ataques de las últimas ... semanas contra la Ertzaintza a través de las redes sociales, pintadas en batzokis y carteles; en la mayoría de los casos, con la firma de Ernai, las juventudes de EH Bildu. La Justicia determinará si esas agresiones constituyen un delito de odio, como defiende la Policía autonómica, que ha trasladado el caso a la Fiscalía. Tengan relevancia penal o no, tales comportamientos que recuerdan un tenebroso pasado han de quedar desterrados de la convivencia en Euskadi. La justificativa reacción de la izquierda abertzale demuestra sus carencias para asumir las reglas básicas del Estado de Derecho, así como una preocupante falta de pedagogía democrática con sus alevines. Por supuesto que la Ertzaintza, una de las instituciones mejor valoradas por los vascos, es susceptible de críticas legítimas por su proceder, que en ningún caso pueden confundirse con un matonismo felizmente superado en sus expresiones más extremas.
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