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A estas alturas ya se ha dicho todo sobre lo que ocurrió en la gala de los Goya y ya estamos esperando que llegue 2021 para criticar la próxima ceremonia. Por lo que sea, motivos seguro que no nos faltan, y si no, los inventaremos. ... Despotricar sobre las galas se ha convertido en un deporte nacional al que casi nadie renuncia. De lo poco en lo que todo el mundo se ha puesto de acuerdo -y mira que es difícil- esta vez es en censurar la mayoría de discursos de los que recogieron galardón.
Nos ha costado entender que los Goya son un espectáculo televisivo y no una simple reunión de amigos. Desde el momento en que se retransmiten por televisión y se desembolsa una razonable cantidad de dinero es para que aquello cumpla otras funciones, más allá del regocijo de los afortunados. Esto hace tiempo que los organizadores lo tienen claro y, con mayor o menor acierto, han tratado de que funcionase a todos los niveles poniendo al frente a profesionales que saben del medio (como Buenafuente y Silvia Abril). Ahora hace falta que los que acuden como invitados y suben a recoger sus estatuillas sean conscientes de que allí también les toca trabajar. Esa fiesta sirve para empatizar con toda clase de audiencias, para emocionar, para generar admiración, para despertar interés. Porque entre quienes se consiga alguno de esos objetivos estarán los futuros consumidores de películas. A menudo, cuando surgen estos reproches, salen defensores alegando que aquel es el minuto de gloria del galardonado y que nadie debe aguárselo. Estaría de acuerdo si la celebración se hiciese en un ámbito privado, en estas circunstancias no.
Quien más y quien menos ha visto el discurso que hizo Brad Pitt en los SAG Awards o recuerda el de Glenn Close en los Globos de Oro del año pasado. Los dos se caracterizaron por estar bien armados y por ser capaces de conmover al espectador. Gracias a eso funcionan las galas. Y se lastran cuando en lugar de algo así se opta por citar una retahíla de nombres. Conviene hacer los deberes por si el destino te convierte en protagonista y has de dar la talla. Banderas lo hizo. Almodóvar también. El resto no.
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