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Adoptando ese rasgo tan típico de la cultura vasca dominante actual de considerarse una suerte de isla en medio de la mar océana, que tiene mucho que ver con la propia consideración del euskera como lengua-isla, sin origen conocido (hipótesis que se mantiene a ... toda costa y si surge alguna alternativa, como la de la euskaldunización tardía, se la entierra sin darle opción a explicarse siquiera), resulta que lo que ha ocurrido el 13-F en Castilla y León era también como si no fuera con nosotros. Nos inquieta, eso sí, lo de que Vox «se ha disparado», que dicen las crónicas.
Teníamos Treviño y La Puebla de Arganzón, donde una buena parte de su abstención, del 60% o más, ya había avisado que no se sentía representada en estas elecciones. Pero la abstención del Valle de Mena, del 52%, ha sido mayor, en números absolutos, que todos los votos y abstenciones de Condado de Treviño y La Puebla de Arganzón juntos. ¿Será que existe también un problema de representatividad en Valle de Mena, que está en Las Merindades, la comarca burgalesa que por proximidad, historia, cultura y tradición es prima hermana de las Encartaciones vizcaínas?
Castilla y León en su conjunto es la región de mayor procedencia de toda la inmigración histórica vasca del siglo XX. Por no hablar de que muchos militantes de ETA también son de allí o de segunda generación. Las conexiones humanas entre castellano-leoneses y vascos han sido siempre intensísimas. Creo que no hay nadie en el País Vasco actual que no tenga alguna relación, por sí mismo o por próximos, con Castilla y León. Y sin embargo hacemos como que lo que ocurre allí no sea cosa nuestra. Y menos aún que Vox se haya disparado.
Ningún partido nacionalista vasco ha tenido, que se sepa, intención de presentar listas para estas autonómicas. Esos votantes huérfanos de partido en Treviño y La Puebla de Arganzón, y quizás en algún sitio más, nunca sabremos cuántos habrían sido porque los posibles destinatarios de sus votos no han tenido a bien presentarse. ¿Porque ya sabían que no iban a conseguir ni un procurador, por la escasa población de esas comarcas? Pero aun así podían haber comprobado cuál es su presencia real y, de paso, no dejar huérfanos de representación a sus votantes. Pues ni por esas: no tenemos nada que ver con Castilla y León.
Lo que importa constatar es que Vox se ha disparado, presentando ahí (¿dónde si no?) su candidatura para gobernar en toda España. ¿Y qué esperaban? Ya lo dijo en pleno 'procés' Felipe González, uno de los pocos socialdemócratas, junto con Alfonso Guerra, que quedan en el PSOE: no nos pasemos con lo del independentismo en España, no vaya a ser que en el español medio se despierte el nacionalista dormido que lleva dentro. Bueno, pues: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Monterroso lo clavó. Ya tenemos a Vox listo para gobernar en Castilla y León. Y todavía habrá quien siga pensando que son unos extraterrestres que nos han venido a visitar.
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