'Ser como Dinamarca' ('getting to Denmark') es la conocida expresión que resume la idea aspiracional de un Estado desarrollado dotado de instituciones modernas, operativas, eficientes y legítimas.
Publicidad
Es evidente que no somos como Dinamarca, pero lo determinante no es tanto que no lo seamos, ... como la voluntad o al menos el interés de querer acercarnos al modelo nórdico y la percepción que tengamos de las bondades que aporta dicho acercamiento.
España milita en una interminable liga de competiciones de la que vamos a extraer algunas que tienen relación directa con el desempeño de la 'res' pública que llamamos política. Citaríamos el PIB, el índice de desarrollo humano, el índice de percepción de la corrupción, el de precariedad construido por Arthur Okun, sin olvidar el informe PISA. Se añaden a estas cientos de tablas clasificatorias adicionales. En casi todas España registra posiciones entre finales del primero o principios del segundo cuartil.
La indexación de la gestión pública en España, en la que obviamente influyen muchos factores, ha sido en general de aprobado alto, en ocasiones con incursiones en el notable y también, circunstancialmente, con deslizamientos puntuales hacia el suspenso. No somos Dinamarca. No quiere esto significar en modo alguno la renuncia a nuestro sentimiento de pertenencia nacional, o el menoscabo de nuestra dignidad, ni incluye complejos de inferioridad alguno. Es la simple constatación de que jugamos en una liga de países entre buenos y excelentes, pero sin formar aun parte de la máxima competición.
Publicidad
Valoremos ahora la gestión política de la crisis del Covid-19. Todos hemos aprendido que más allá del heroísmo mostrado por nuestros médicos, sanitarios y grupos puntuales de apoyo, nuestro sistema sanitario no es el mejor del mundo, aunque sea ejemplar en su gratuidad e inclusividad, una fabulación que ha terminado con el despertar más amargo destapando las importantes carencias de nuestro modelo. Que disponemos de un tercio de las camas hospitalarias per cápita de Austria o Alemania, figurando a la cola en las camas de cuidados intensivos de toda la OCDE. Nuestro gasto sanitario es inferior al de gran número de países europeos y la mitad del estadounidense, aunque este modelo no nos guste.
También sabemos que no estábamos preparados para la pandemia, que se ignoraron las experiencias de otros países golpeados por el virus y que se reaccionó tarde con el consiguiente precio en vidas humanas, a diferencia de aquellos que sí vieron venir la plaga, Corea del Sur, Portugal, Grecia, Dinamarca o Taiwán entre otros. Aunque tampoco otros lo vieran. Que la transparencia informativa ha sido deficiente, tanto en datos públicos como en una más precisa información a la población de los rigores de la crisis que se venía encima. Como consecuencia de ello lideramos algunos penosos rankings de siniestralidad. Extrapolando la tasa de mortandad por Covid española los resultados mundiales serían de 3.491.180 muertes frente a los 2,6 millones efectivamente contabilizados.
Publicidad
Basta con seguir páginas como Bloomberg, Worldometer o la de la Universidad John Hopkins para establecer una comparativa poco halagüeña de parámetros sanitarios entre nuestro país y aquellos otros de mayor éxito sanitario.
Es difícil, en consecuencia, sustraerse a la idea de la ausencia del exigible liderazgo en nuestros dirigentes para enfrentarse a la pandemia. Los errores en la compra y dotación de material sanitario, la deficiente comunicación, la errática estrategia para la identificación de grupos y en general el manejo de una cuarentena 'medieval' constituyen fallos evidentes. Previamente a las carencias del sistema sanitario, la crisis ha tenido que ver con la gestión gubernamental para adoptar medidas precoces evitando grandes concentraciones, adelantando el confinamiento, generalizando el uso de las mascarillas e implantando test masivos con las consiguientes interacciones sobre los portadores y sus contactos. Las líneas de acción del plan de 'Estrategia Nacional de Seguridad de 2017', donde las pandemias se identifican como 'ataques a la seguridad nacional', han resultado papel mojado.
Publicidad
Pedro Sánchez ha reconocido días atrás que «es evidente que con lo que sabemos hoy, todos habríamos actuado de manera diferente». De eso se trata y a ello se dirigen las críticas que pretenden ser constructivas para, en todo caso, emular a quienes gestionan con más éxito que nosotros y adoptar las medidas necesarias para prevenir nuevas posibles pandemias.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.