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Los que desde las propias filas de la derecha fustigaron al PP de Mariano Rajoy atraviesan horas de confusión y perplejidad. Ahora lamentan que las huestes de Santiago Abascal reclamen su trozo del pastel poniendo en riesgo algunos gobiernos autonómicos y ayuntamientos necesitados de su ... concurso. Entonces jaleaban aquello de la «derechita cobarde» como la síntesis de un discurso que al final abrió las puertas de las instituciones, con más de dos millones de votos, a un movimiento que ponía decibelios al genoma más radical de la derecha española clásica.

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