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No tienen la sensación de que ha transcurrido un mundo desde las elecciones autonómicas del 12 de julio? Y es que en estos apenas catorce ... días está pasando casi de todo. Como para no plantearse, como Iturgaiz, que el PNV pospuso la adopción de algunas decisiones o que otros han hecho otro tanto para no dañar la imagen del 'oasis vasco' que tan buenos réditos sigue dando a Ortuzar y Urkullu en las urnas. Y es que, fíjense, se celebran las elecciones y en apenas dos días los 'técnicos' aconsejan que la mascarilla sea obligatoria en la lucha contra la Covid. Justo cuando vuelven a dispararse los contagios a niveles que no conocíamos desde hace dos meses. Conclusión: que votar el 12-J, como se empeñaron los jeltzales, no era la peor opción.
Pero han pasado bastantes más cosas. La peor, que las previsiones de caída del PIB y de crecimiento del paro se disparan en Euskadi a cifras alarmantes, típicas de una posguerra. Previsible que algunas de nuestras grandes empresas hayan anunciado importantes despidos. Y si hemos de hacer caso a la consejera en funciones Arantxa Tapia son sólo las primeras de otras muchas malas noticias.
Pero también ha habido alivios. El más importante esos 140.000 millones de euros que nos llegarán de Europa. Finalmente serán un poco menos en transferencias y un poco más en créditos de lo deseable, pero constituye todo un alivio para el Sur; para España, Italia, Francia o Portugal. Y si va a ser así es porque, gracias a la señora Merkel, va a ocurrir lo que nuestras derechas y nuestros analistas más defensores del liberalismo económico nos habían dicho que jamás sucedería: que Europa mutualizaría deuda. Nada extraño que al PP no le haya hecho ni pizca de gracia el compromiso y que haya reaccionado de forma tan poco afortunada como contradictoria. ¿Será que alguien pensaba que cuanto peor para todos mejor para su convento?
De Zaldibar mejor hablamos más detenidamente dentro de un tiempo. Cuando se cierre la investigación y afrontemos la correspondiente vista oral. ¿Un juicio del que saldrán condenas? Probablemente. ¿Penas que impliquen ingresos en prisión? Sinceramente lo dudo.
Como ven todo discurre deprisa deprisa. Y la política vasca ni podía ni debía ser la excepción. En ocho días se constituirá el Parlamento de Vitoria y es probable que en la primera semana de septiembre tengamos nuevo Gobierno… de coalición. Hace unos días el PSE quiso dar la sensación de que todavía no tenía decidido si habría nuevo gobierno o simplemente un pacto de legislatura. O los jeltzales se han apresurado a decir sí a alguna demanda socialista que aún no conocemos, o la dirección del PSE ha visto que no estamos para mareos de perdiz.
Es probable, y hasta deseable, que los socialistas se muestren exigentes en el contenido del pacto de coalición o en la negociación de las carteras que gestionarán. Y que luego sopesen seriamente el situar otra vez, como en los años 90, a sus primeros espadas en el Gobierno Urkullu, incluida, por qué no, la propia Idoia Mendia.
No se trata de que haya dos gobiernos. Pero sí de que Urkullu no sea el único referente público del Ejecutivo como ocurrió la pasada legislatura, por acierto del PNV y desacierto del PSE. Un Gabinete de coalición es normal que tenga dos cabezas visibles claras. Sin que ello implique que el socio menor se dedique a hacer la guerra por su cuenta casi todo el tiempo, como Iglesias con Sánchez.
Ojalá tengamos cuanto antes ese gobierno fuerte que necesitamos para un horizonte económico extremadamente complejo. Y ojalá que Sánchez cumpla el compromiso alcanzado con el PNV y permita a Euskadi endeudarse lo que caiga -y será mucha- la recaudación de impuestos. Sólo así Urkullu podrá cumplir la palabra reiteradamente dada en campaña de que no habrá recortes traumáticos. Ojalá.
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