Una década sin libertad

No puede haberla con Bildu desbocado por los ánimos que le insuflan el Gobierno de la Nación y el Gobierno autonómico. Es una fiera despierta a la que sus socios tratan como si fuera una mascota. Y se equivocan: Bildu es Otegi, Bildu es Parot, Bildu es el silencio ante el sufrimiento, Bildu aún carroñe los cuerpos de las víctimas y no da paz ni tregua a quienes sufrieron. Bildu es la amenaza contra la libertad a la que nadie se enfrenta; peor aún: a la que PSOE y PNV dan aliento. Pero la infamia del PSOE al hacerlo no será gratuita, el cinismo del PNV y su intento de ominoso blanqueo, tampoco. Este trío de vergüenza quedará reflejado en la Historia, porque su desprecio a la libertad está siendo histórico.

El resultado de esta penosa unión es la excepcionalidad democrática en la que vivimos. ETA persiguió a las personas porque encarnaban unas ideas; ahora, sus legatarios hostigan a las ideas que se encarnan en las personas, algunas de ellas, jóvenes militantes de mi partido. Y no vamos a hacer como si no existiera, sólo porque el socialismo sanchista y el nacionalismo quieran seguir mandando.

No caeré en la hipérbole de establecer similitudes entre un País Vasco de bombas y atentados y este otro sin terrorismo. Pero sí denunciaré, y lo haré siempre, hasta que se me acabe la voz, la situación en la que vivimos. ETA ya no mata. Y llevamos ya diez años -los primeros en décadas- sin que lo haga. Pero no, no y no, no se ha restaurado aún la libertad en el País Vasco.