Curso sin huella

Quiero decir que me he liado. Pero sería bueno salir de la crisis del coronavirus con la certeza de que la realidad es peligrosa y como sociedad necesitamos ideas, esfuerzo, solidaridad, pero no propaganda. Se ve de miedo estos días: el mecanismo emotivo, tramposo y penitencial que pone a circular con éxito que a las mujeres «nos están matando» sirve para trucar una foto y llenar la Gran Vía de ataúdes con banderas.

Pero volvamos a la cuestión educativa, un poco como Joaquín Costa. Decía que el sindicato de estudiantes exigía ayer. Y ayer mismo el Consejo Escolar –los padres de los hijos de la clase trabajadora– dijo que no. No al aprobado general. No a lo de no repetir curso. Vamos, que no. Ahora solo falta escuchar al Gobierno. El Consejo Escolar es un órgano consultivo. Y su consejo tiene que ver con que lo de repetir curso sea, eso sí, excepcional. O con que se evalúe el trabajo hecho en el confinamiento según la situación personal de cada alumno.

Basta con pensar en quienes entran este año en la universidad para entender que el problema es enorme. Por eso sorprende que el Consejo Escolar descarte opciones creativas. Por ejemplo, hacer de julio un mes lectivo. Otra de las cosas que no debería ser igual tras esta crisis es la creencia automática en la imposibilidad de los proyectos ambiciosos, de los grandes cambios, de las acciones conjuntas. Acabamos de ver cómo en medio mundo más de mil millones de personas han sido confinadas en sus casas con bastante tranquilidad.

Ayer, en la rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno, se le preguntó al lehendakari si seguía «fuerte». El lehendakari resopló y medio sonrió ante la pregunta, como si le pillase de improviso. A continuación, repitió una respuesta que llevaba, como todas, tan preparada, que le quedó exacta, milimétrica, en castellano y en euskera. Diremos de Moncloa, que también, pero las ruedas de prensa del Gobierno vasco son una recreación escandalosa. Al lehendakari alguien de su equipo le lanza preguntas que no parecen venir de ningún medio y de ningún periodista. Anónimas. Ysus respuestas son pronunciamientos teatralizados. Casi sería mejor que el Gobierno proporcionase a los periodistas las respuestas para que añadiesen a continuación las preguntas. El lehendakari, por cierto, dijo ayer que está fuerte. Yfirme. «Con absoluta fortaleza y firmeza», especificó. Como si estuviese la prensa ahí, apretándole a tope con el tema.

Escasea la harina y la levadura, pero no por supervivencia, sino por la panificación y la repostería. Cocinar es un modo de sobrellevar el confinamiento y no descarten que, tras el problema sanitario del virus, llegue el problema sanitario de un país que ha cogido a la vez varios kilos de más. El lado bueno es que esto demuestra que una de las cosas que está saliendo bien en este tiempo de alerta es el abastecimiento. Los temores iniciales eran infundados. El sector (productores, distribuidores, tiendas) ha respondido de un modo eficaz. Y ejemplar.