Cultura progresista

Patrimonializar la cultura y vincularla a una sola ideología es costumbre acendrada en España. Pasa desde Cervantes, claro, porque hasta el idealismo de Don Quijote se considera hoy propiedad sacrosanta de la izquierda, por mucho que la rebeldía del caballero andante fuera tan apolítica como ... anterior a Engels o Marx. Más aún, la profunda indocilidad quijotesca nunca fue de izquierda o derecha, sino más bien universal. Viene esto a cuento de la renovada fiebre por vincular obligatoriamente la cultura a un pretendido progresismo de izquierdas. Bardem, Almudena Grandes y José Sacristán lo sugieren con su manifiesto en favor de una coalición entre PSOE y Podemos, como si más allá de esa posibilidad peligraran la cultura y la libertad de creación o como si el contenido de la política cultural fuera, en una comparación entre izquierda y derecha, el cielo frente al infierno. Curioso, claro, porque hay cultura mucho más allá de la derecha y la izquierda o, incluso, del progresismo o del conservadurismo. Es más, hay una cultura que no es de nadie y es de todos o que tiene el mismo sentido y el mismo valor social. Veamos.